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5 Claves para el éxito de los Dallas Cowboys

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El descanso obligado contrae el mismo ruido de siempre para el equipo de la estrella solitaria.

Hay muchos que piden la cabeza del pelirrojo. Como si fuera un enigma el como sigue al mando del equipo de Jerry Jones, aun cuando sus huestes se presentaron como si fuera un juego de vida o muerte bajo la lámparas del domingo en la noche.

Y así fue aquella victoria ante el odiado rival vestido de verde, como si la vida misma dependiera de poder demostrar que pueden defender el honor del que los ha dirigido por ya diez temporadas. Lo comprobaron con una presión defensiva que le sirvió la mesa para una contundencia ofensiva de Kellen Moore que les diera una ventaja de 14-0 luego de dos balones sueltos antes de que mucho del respetable encontrara su butaca.   

Luego de ver la desmantelada que los Patriotas le dieron a un patético equipo de los Jets, se nota a leguas que la contundencia de un indiscutible solo se demuestra entre los grandes. De hecho la victoria de los Vikingos ante unos enterrados capitalinos 19-6 en juego de jueves de la noche es evidencia que pocos son los equipos que por simplemente pararse en el terreno de juego pueden ejercerse en un deporte lleno de garra, furia y honor personal.

La fórmula sigue siendo un acertijo para este equipo. La verdadera personalidad de este equipo sigue siendo para todos nosotros testigos desde la barrera un verdadero misterio. ¿Será que esta última actuación es una verdad que los lleve a dominar a los Gigantes en aquellos pantanos de East Rutherford donde parecían llegar con todas las de ganar hace escasas semanas?   

Solo el tiempo lo dirá. Con su marca de 4-3 la verdad es que no hay nada para nadie. 

Con juegos ante los neoyorkinos en lunes por la noche, la visita de los Vikingos en otro domingo en la noche, seguido de la visita a Detroit, para cuando lleguen al Gillette Stadium a enfrentar al Darth Vader de la NFL las cartas estarán literalmente sobre la mesa.        

Mucho que comentar con el descanso de por medio.

Clave 1 – Urgencia sin igual. Increíble a toro pasado los recién resultados de los Cowboys. Lo que parecía un simple paseo ante los Jets se convirtió en un Waterloo de extremas proporciones. Para tanto jugadores, entrenadores y administradores la debacle fue muestra fiel de la falta de …. algo. Ese algo que traen los equipos trascendentes, los que si llegan y dominan, hostigan sin cuartel, es ahora en esta NFL de paridad algo poco vista, pero aquel esquema de sofocar con el acarreo y dominar la línea de golpeo tiene que ser combinado con un deseo sin cuartel de salir a convencer. En este momento los Vaqueros ya no tienen ese mote de indiscutible, no importa cuántos ceros y comas tengan los cheques de los ya firmados, y mucho dependerá de lo que suceda en las siguientes semanas de los que siguen sin un futuro generacional asegurado. Aquí la clave es salir como si no hubiera mañana, como si la vida misma dependiera de ello, ¿será que este equipo tiene lo necesario para hacerlo?                

Clave 2 – Agresividad ofensiva. Parece que el tener la espalda contra la pared es la manera de despertar la creatividad ofensiva. La jugada optativa de Dak Prescott para Tavon Austin fue el microcosmo de una nueva actitud ofensiva, más que nada por la manera de crear un espacio verdadero rumbo a las diagonales. Lejos de ser convencional, fue una jugada que electrificó al lleno escandaloso del AT&T Stadium en un soberbio momento donde hasta se dieron el gusto de darle el adiós al esquinero Orlando Scandrick que fue puesto en libertad por las Águilas el día siguiente. Esa es la manera de aprovechar un balón suelto desde un principio del juego, propiamente entrando a las diagonales y no conformándose con un intento de gol de campo. Pero para ello, para este tipo de jugadas trascendentes se requiere de una soltura ofensiva que se compagine con una ejecución ejemplar, y para poder llegar a la postemporada con ganas de ser un verdadero protagonista es vital poder tener este tipo de mística ofensiva.    

Clave 3 – Intercambios de posesión. La clave sin duda para la victoria de Jason Garrett sobre Doug Pederson fueron las entregas de balón. ¿Quién pudiera haber predicho que las dos primeras ofensivas ajenas resultarían en las dos primeras ocasiones en toda la temporada que la ofensiva comenzaba una serie ofensiva en terreno ajeno? De hecho, el último equipo en toda la liga de lograrlo. Es evidente que el ganar la batalla de intercambios suele ser el preámbulo de una eventual victoria, y este tipo de resultados se dan con una sofocante presión al mariscal de campo contrario y un tackleo en campo abierto certero, agresivo y contundente. La llegada de Michael Bennett es señal del vacío que dejó Tyron Crawford, que a su ves se colocaba como ala defensivo como en el interior de la línea defensiva, y es la esperanza de darle mas soltura a Demarcus Lawrence que de pronto se desvanece en un mar de dobles bloqueos. De nuevo, es vital que esta presión sea el pan de cada juego, y no necesariamente porque el cielo se viene abajo.   

Clave 4 – Evitar los castigos. Imposible jugar este deporte tan agresivo sin ceder que nadie es perfecto y que de pronto se dan los pañuelos en contra, pero es de nuevo vital el evitarlos especialmente a la ofensiva cuando se entra cabalmente a la zona roja. Los usos ilegales de las manos en estas situaciones son plomazos en los pies, y la preparación y disciplina es la única manera de aminorarlos. Los linieros ofensivos comandados por el centro Travis Frederick son responsables de proteger a Prescott, darle espacios y abrirle huecos a Ezekiel Elliott, y el detalle de hacerlo sin castigos es un punto de enfoque semana tras semana. En esta segunda vuelta para los Vaqueros el retarse a evitarlos es un punto de enfoque para Marc Columbo y compañía, donde la disciplina se conjuga con la preparación sabiendo que lejos del evitarlos del todo, es el poder contar con el enfoque necesario para poder amenazar al contrario sin el espectro de diez yardas hacia atrás de manera gratuita.       

Clave 5 – Saquemos a ese burro del barranco. La Nación Vaquera esperaba más que un 4-3 a estas alturas, y luego de comenzar la temporada a tambor batiente en cuanto a los resultados, fue evidente que los comienzos tibios a la ofensiva se presentaron tanto en las victorias como las derrotas. Esto fue antes de que se diera la sonora manera de mandarlos al primer lugar de su división. Hay de aficionados a aficionados, y si el mismo equipo lo permite, es tiempo de que la estrategia en todas las fases, ofensiva, defensiva y equipos especiales, rinda de una manera que su afición vuelva a creer en ellos. Pocos son los equipos indiscutibles en la NFC, siendo Nueva Orleans y San Francisco los que mandan galleta, y ahora es el momento de decidir que sus seguidores puedan tener la confianza de competir con lo mejor, pero a su vez, no salir ante equipos del montón y caer en su juego. No hay juego perfecto, pero tampoco hay que esperar que algo pase para actuar, y en este caso el momento será en su próxima salida ante los Gigantes en aquellos amenazadores pantanos que seguro les traerá recuerdos de una debacle de la cual no se pueden volver a dar el lujo.

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