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5 Claves para la temporada baja de los Cowboys

Garrett

Pues en un tronar de dedos la temporada 2018-19 de los Dallas Cowboys quedó en los libros. Desde aquellas mañanas templadas en Oxnard con la ilusión de competir rumbo a una postemporada, al hecho de cumplir con el calendario regular llegando a la gran fiesta, y hasta abriendo las puertas del AT&T Stadium, fue otra de esas aventuras color azul y plata.

Cierto es que las cosas se desmoronaron en el histórico Coliseo de Los Ángeles, con un marcador final 30-22 no siendo en realidad evidencia de la bailada que le dieron a la defensiva vaquera que permitiera una cantidad imperdonable de yardas por acarreo. La dupla Gurley-Anderson arrollaron a su rival Vander Esch-Smith al grado de que de pronto el novato sensación del dúo azul y plata fue mandado a la banca en pleno juego.   

Para dejar huella en el torneo final es necesario comandar juegos en casa. Para asegurar jugar en casa a estas alturas es necesario ganar los dos o tres juegos que hacen la diferencia. Ya a toro pasado una radiografía de la temporada hace evidente estos juegos en particular, y el quedarse en el camino deja la responsabilidad de entrar en un proceso de análisis para determinar como remediar estas deficiencias. 

Desde el comienzo en la pretemporada, la insistencia de proteger a los Dak Prescott y Ezekiel Elliott, la idea de una cuadrilla de receptores abiertos sin un verdadero número uno, la repentina salida de Travis Frederick y la lupa sobre Jason Garrett fueron parte de la plataforma rumbo a Charlotte en la apertura de gira ante las Panteras de Cam Newton y Ron Rivera.   

Luego de esa desaventura se puso en evidencia que había que mantenerle un ojo al ahora indiscutible mariscal de campo vaquero, indiscutible al grado de no sentir la mas remota necesidad de tener siquiera a un remplazo razonable en Cooper Rush, en particular luego de la desdibujada pretemporada que tuvo el pelirrojo en su segunda temporada. 

Para la segunda semana el juego ante los Gigantes ya tenía tintes de desesperación y un explosivo pase con Tavon Austin cambió todo, solo para ir a Seattle y de nuevo perder el filo a la ofensiva. Luego victoria en casa ante los Leones 26-24 seguida de la derrota en Houston donde el titubeo tomó presa de nueva cuenta de la estrategia final por parte de la cúpula vaquera en el ocaso de aquel juego dejando así dinero en la mesa.    

La victoria 40-7 ante Jacksonville dejó rascándose la cabeza a todo mundo, sobre todo unos Jaguares que no terminaron bien pero en su momento traían su propio pedigree. La visita a Washington y aquel poste, el descanso obligado y la derrota 28-14 a manos de los Titanes en aquel lunes por la noche en el coso de Arlington de pronto ponía la temporada por la borda con marca de 3-5.             

De ahí fueron las siete victorias en ocho juegos, la delatadora siendo el 23-0 en Indianápolis y la manera que Marlon Mack los pudo engatusar, pero sin perder de vista las victorias ante Atlanta, dos ante las Águilas y el magno opus que fuera ese maravilloso 13-10 ante aquellos Santos de Nueva Orleans que luego de caer en su propio juego de apertura ante los Bucaneros arrastraban una racha de diez victorias consecutivas.  

En ese momento todo era chiflar y cantar porque la defensiva llegaba cabalgando en el caballo blanco salvando el día, y se pudo ante los Halcones Marinos para esa tan ansiada victoria en postemporada, pero sin poder causar intercambio de posesión alguno ante los Carneros, con sus siete puntos respectivos, el mejor equipo de los dos continúo al campeonato de conferencia ante los Santos de Nueva Orleans.

Con vistas al descanso de temporada, los dejo con cinco claves para esta temporada baja, agradeciendo de antemano el favor de su atención a estas columnas durante esta temporada.

Clave 1 – Hay aquellos que no descansan. La presión que ejerce una temporada regular donde semana tras semana se juega bajo un escrutinio a corto plazo toma una nueva dirección justo después del silbatazo final. Primero en la agenda tal parece es la aparente necesidad de decidir en cuanto al coordinador ofensivo, que con una ofensiva que se estancó visible y costosamente en juegos decisivos. El estilo de Scott Linehan es la de ejercer el control, pero ahora este estilo requiere de una mayor atención si no se cuenta con un mariscal de campo con la precisión necesaria para hacer valer el engaño de acarreo con el pase de media-larga distancia. Es aparente que nada es perfecto y que ante este mundo imperfecto es válido decidir que se requiere de cambios, pero aparte de ser sujeto a una persona, pudiera también requerir en un movimiento en el paradigma ofensivo del equipo, y esta pudiera venir en la llegada de sangre nueva en la dirección ofensiva. La presente filosofía ofensiva requiere de una recalibrada porque el tener la esperanza de volver a dominar las trincheras como lo hicieron hace tres temporadas requiere de jugadores con los que no se cuentan, y así como hubo un momento donde la línea ofensiva vaquera era la envidia de la liga, ahora es una del montón. Esta realidad requiere de un movimiento semi-telúrico del lado ofensivo y este proceso comienza de inmediato.

Clave 2 – A sacar la billetera.Los Vaqueros cuentan con un número conservador en cuanto a agentes libres, y según comentarios del mismo Stephen Jones, no hay mucha intención de buscar agentes libres, en particular aquellos caros que entren al mercado luego de impresionar en la temporada regular.  Seguro está el asegurar a DeMarcus Lawrence, pero aparte del liniero defensivo la atención esta más puesta en la posibilidad o inclusive probabilidad de asegurar a ciertos jugadores a largo plazo con extensiones antes del vencimiento de sus presentes contratos. Este es el caso por ejemplo de Dak Prescott y de Amari Cooper, quedando todavía pendientes los diagnósticos finales para de manera determinar su valor al equipo en la balanza financiera. Por lo mismo habrá que comenzar a planear el también aspecto financiero rumbo al tianguis de cuerpos en abril, teniendo primero la tarea exhaustiva de determinar la lista de prospectos por posición entre universitarios determinando de igual manera el valor para el equipo. Es claro que estos Vaqueros no regresarán a aquellos días de contrataciones millonarias de gatos gordos que se desplegaban en primera plana, ahora se trata de ser lo mayormente precario con los recursos. No hay duda que la tarea de manejar la balanza financiera junto con las necesidades de cosechar talento y mantenerlo es parte complementaria de los resultados a nivel de cancha, y el balance entre lo que se tiene, lo que los demás tienen y la desmedida cantidad de universitarios por descubrir es como se arman los equipos.

Clave 3 – A recargar y encontrar baterías.Mientras la cúpula vaquera se pone a trabajar y en serio, los jugadores tendrán un merecido descanso, podrán darse una desconectada para luego regresar en una cuantas semanas a los movimientos primaverales. Durante la temporada se delataron algunas áreas de necesidad, comenzando con la de un corredor detrás de Elliott que tenga mayor productividad. Es cierto que no se buscan agentes libres caros, pero siempre habrá la oportunidad de encontrar talento y desarrollarlo al grado de tener un impacto directo en su valor para el equipo, siendo Leighton Vander Esch el ejemplo de esto mismo. Cuando los Cowboys lo seleccionaron el muchacho había jugado un número limitado de juegos a nivel colegial y para muchos su selección en la primera ronda era muestra de su sobre-valuación por parte de Jerry Jones y compañía. Pues ahora luego de sus 176 tackleos y nombramiento al Tazón de los Profesionales Vander Esch de pronto comanda una verdadera diferencia en su valuación. Aparte de otro corredor, siempre se van a necesitar linieros ofensivos, y se tendrá que buscar opciones en alas cerradas que tengan la oportunidad de intentar llenar los zapatos de Jason Witten con la misma intención, buscar y encontrar valor donde otros no lo ven.

Clave 4 – El futuro a tiempo presente. Durante la temporada regular hubo momentos donde tanto Jason Garrett como Dak Prescott volvieron locos a un segmento de la nación vaquera. Es cierto que para algunos no hay futuro con el presente director técnico y es claro que así como hubo aquellos que pidieron a gritos que tal dueño contratara un gerente general, nunca vieron realizada esa petición, el cerillo continuará al mando del equipo de Jerry Jones. Ahora, en el caso de Dak Prescott, es evidente que se requiere de un verdadero análisis para determinar su valor, en particular viendo que a simple vista es el hijo predilecto de la franquicia, y se lo ha ganado a pulso en todos los aspectos, pero no hay duda que su precisión, o falta de ello, tiene que ser discutida. Por lo mismo, no se busca tirar por la borda los tres años de Prescott, y quien quita que pueda sobrellevar estos lapsos mentales que le afectaron visiblemente durante la temporada, pero de lo que si no hay duda es que se requiere de mayor competencia en la posición de mariscal de campo. Es obvio que no se van a traer un agente libre caro para empujarlo, pero si pudieran de nuevo encontrar valor donde nadie mas lo ve para traerse a un similar que en un momento dado tenga la confianza de entrar a un juego simple y sencillamente para darle una oportunidad a Prescott de detener el mundo por un instante, algo que con Rush nunca hubieran hecho.

Clave 5 – Especialmente al especialista. Los equipos especiales edición 2018 dejaron dinero en la mesa. Se salva Chris Jones mas que nada por su increíble consistencia, pero en el caso de Brett Maher, si hubo evidencia de apretar tuercas en particular aquel intento en Washington que los mandó al descanso obligado. L.P. Ladouceur tiene cuerda, entrando a su décimo quinta temporada, pero ha llegado el momento de encontrar a un velocista que le de vida a los regresos de patada. Es evidente que las patadas de salida tienden a desaparecer, pero si hay momentos donde por alguna razón hay una patada de salida por regresar y cuando se dé es algo que se tiene que aprovechar. Los regresos de patadas de despeje si siguen vivos, en particular cuando se obliga a la patada de contrario dentro de su propia yarda 30 dando así la oportunidad de un regreso. Aquí es donde los Vaqueros tiene que encontrar a un verdadero velocista, alguien que estire el campo y que comande respeto al momento de colocarse en posición de un regreso de patada. Claro, todo mundo lo quisiera, porque en la palabras del desaparecido Bruce DeHaven, que fuera bajo los Cowboys de Bill Parcells el coordinador de equipos especiales, "son jugadas que comandan mucha importancia porque se cubren muchas yardas en cada una de ellas".

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