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A un segundo de la victoria, Cowboys empatan 40-40 en un final con sabor a derrota 

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ARLINGTON, Texas — No es común que un partido de la NFL termine en empate. Mucho menos lo es quedarse frente a la pantalla en blanco durante 20 minutos sin saber cómo empezar a escribir sobre ello. Pero este juego entre Cowboys y Packers, que culminó 40-40 en tiempo extra, rompió varios esquemas, incluso el del propio análisis.

Desde que se abrieron las puertas del AT&T Stadium, el ambiente ya era diferente. La mezcla casi perfecta de aficionados de ambos equipos generó un ruido constante, pero indefinible. Aplausos y abucheos se mezclaban indistintamente, ya fuera al salir los Cowboys al campo o al mostrar a Micah Parsons en la pantalla gigante. En la prórroga, incluso se escuchó el cántico "Go Pack Go!" por momentos, solo para ser opacado por los seguidores locales.

Pero lo más llamativo fue el silencio. Cuando el gol de campo final de Green Bay cruzó los postes para sellar el empate, el estadio quedó en un extraño estado de quietud. Nadie sabía exactamente cómo reaccionar. Todo el drama, toda la expectativa construida en torno al partido, y al final... ¿el ganador fue NBC por las audiencias? ¿Los managers de fantasy football con jugadores como George Pickens, Josh Jacobs o Dak Prescott? Tal vez. Pero en lo realmente importante, no hubo ganadores, y de alguna manera, sí se sintió como una derrota.

Es esa sensación ambigua la que marcó la noche. Dallas llegó golpeado físicamente y sumó más lesiones durante el encuentro, pero logró resistir ante unos Packers favoritos. Evitar la derrota debería sentirse como un éxito… pero no fue así.

Tal vez la clave esté en el desarrollo. En tiempo extra, los Cowboys tuvieron la primera posesión. Tras una atrapada espectacular de Jalen Tolbert dentro de la yarda 10, parecía que el triunfo estaba al alcance. Pero la ofensiva se estancó y se tuvo que conformar con un gol de campo. Green Bay respondió, y aunque enfrentó un 4º y 6, logró avanzar. Incluso retrocedió tras alcanzar la yarda 12 de Dallas, pero con solo un segundo en el reloj, Brandon McManus empató el encuentro.

Un segundo. Eso fue lo que separó a los Cowboys de una victoria. Después de 70 minutos de juego (4,200 segundos de fútbol americano), Dallas estuvo arriba durante 4,199. Y sin embargo, el marcador final quedó igualado. Técnicamente no perdieron... pero tampoco ganaron.

Este empate tiene un sabor amargo porque hubo muchas oportunidades para ganar. En una temporada donde el récord de conferencia será crucial para pensar en playoffs, dejar escapar esta victoria duele más. Llegar a 2-2 tras enfrentar a dos de los mejores equipos de la NFC habría sido positivo. Pero el 1-2-1 que ahora tienen los Cowboys simplemente no suena bien.

Este resultado también reabre el debate sobre el sistema de desempates de la NFL. ¿Cómo es posible que se juegue con tanta intensidad, esfuerzo y energía... y al final nadie gane? Otros deportes en Estados Unidos (básquetbol, béisbol, incluso golf o automovilismo) no contemplan empates. En fútbol, hockey o boxeo sí, pero tal vez por eso mismo no tienen el mismo arraigo entre el público local.

Quizás es hora de que la NFL reconsidere sus reglas. Aunque esa discusión quedará para otro momento.

Por ahora, lo que queda es reconocer el esfuerzo de los Cowboys. Lucharon, volvieron una y otra vez, y mantuvieron el partido vivo hasta el último segundo. Pero no fue suficiente. Y esa es una sensación que, aunque no nueva, nunca deja de doler.

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