ARLINGTON, Texas — Historia hecha. Dak Prescott es oficialmente el pasador más prolífico al que los Dallas Cowboys le han entregado uno de sus uniformes. El domingo, frente a una audiencia nacional y contra uno de los rivales más acérrimos del equipo, los Philadelphia Eagles y su sólida defensa, Prescott superó a Tony Romo como el jugador con más yardas por pase en la historia de la franquicia.
Para lograrlo, solo necesitaba 160 yardas por aire en la Semana 12, y salió a conseguirlas, peleando cada centímetro del camino.
Al final, Prescott elevó su total de carrera a 34,378 yardas por pase tras enterrar a los Eagles con una remontada de 21 puntos, asegurando una victoria de 24-21 con la 25ª serie ganadora de su carrera, lanzando para 354 yardas y dos pases de anotación.
Decir que es un logro impresionante sería quedarse muy corto. Para empezar, Romo—eternamente uno de los mejores y más reconocidos quarterbacks en la historia de los Cowboys—acumuló 34,183 yardas por pase en 127 juegos como titular.
Prescott tomó las riendas en 2016, después de que Romo sufriera una lesión antes de la temporada regular, y ahora tiene apenas cinco inicios más en su carrera (132), pero más yardas por pase, con menos intercepciones (88) que su predecesor (117), y un porcentaje de pases completos más alto; aunque Romo sigue siendo el dueño del récord de más pases de touchdown en la historia del equipo.
Sin embargo, esa ventaja también se está reduciendo. Prescott llegó a su duelo de la Semana 12 contra los Eagles necesitando solo 15 pases de touchdown para superar a Romo en esa categoría.
Un récord que alguna vez estuvo en manos del legendario miembro del Salón de la Fama, Troy Aikman (32,942), parecía imposible de alcanzar, hasta que Romo demostró ser un verdadero "gunslinger".
Romo aún mantiene el récord de más yardas por pase en una sola temporada con los Cowboys (4,903), establecidas en 2012. Prescott estuvo a punto de superarlo con su sobresaliente campaña de 2019 (4,902), quedándose a solo dos yardas del trono.
Por supuesto, tanto Prescott como Romo serían los primeros en decir que un título de Super Bowl—de los cuales Aikman tiene tres—es lo que realmente importa, y tendrían razón. Pero también hay algo que decir acerca de convertirse en una de las piezas más valiosas, de todos los tiempos, de una franquicia tan histórica como los Dallas Cowboys.
Y en su décimo año, a los 32 años, Prescott sigue siendo exactamente eso, y probablemente le quedan varias temporadas más para perseguir el siempre esquivo título de Super Bowl y para convertir su nuevo récord de franquicia en uno prácticamente imposible de alcanzar para quien sea el próximo gran quarterback de los Cowboys.
Nada mal para un pick compensatorio de cuarta ronda que comenzó su carrera como el cuarto quarterback en el depth chart, detrás de Romo, Kellen Moore y Jameill Showers. Nada mal en absoluto.
