OXNARD, Calif. — Después de una temporada difícil en 2024, marcada por una lesión en el tendón de la corva que lo dejó fuera desde noviembre y un cierre con récord 7-10, Dak Prescott llegó a Oxnard con una energía completamente renovada. Recuperado físicamente y motivado como nunca, el quarterback All-Pro inicia el campamento de entrenamiento con un entorno distinto: nuevo entrenador en jefe, nuevo sistema ofensivo y nuevos aliados a su lado.
El arranque de la era Brian Schottenheimer al mando del equipo ha traído consigo un aire fresco y competitivo. El movimiento más sonado fue la llegada de George Pickens, un receptor talentoso que se une a CeeDee Lamb para formar una dupla que promete ser de alto impacto en la ofensiva de Dallas. Pickens ya comienza a encontrar su lugar dentro del equipo y a generar química con sus compañeros, especialmente con Lamb y el propio Prescott. "Esta ofensiva puede ser grandiosa. Si seguimos trabajando y con toda la buena vibra del grupo… no puede salir mal", expresó Pickens tras una de las primeras prácticas.
Prescott, por su parte, no solo se mostró en buena forma física, sino también emocional. Volver a jugar, entrenar, y compartir el día a día con sus compañeros le ha devuelto una sensación de alegría que necesitaba. "Nada mejor que este juego. Siempre me ha dado paz. Ha sido duro a veces y no puedes olvidarlo, pero tenerlo claro en la mente, divertirte, es lo que marca la diferencia", comentó sonriendo durante una charla con los medios.
El mariscal dejó claro que su meta no es simplemente estar sano, sino ser mejor. Aseguró que sigue trabajando para fortalecer su cuerpo y evitar cualquier recaída, sabiendo que la preparación física es clave para un año exitoso. "No se trata solo de que el tendón esté bien. Tengo que seguir corriendo, trabajando, empujando. Eso es lo que evitará una recaída. No hay días de descanso", afirmó con determinación.
El ambiente de competencia en el campamento se ha hecho sentir desde el primer día, con prácticas intensas y algunos roces naturales entre jugadores. Para Prescott, todo esto forma parte del proceso. "Todos aquí están peleando por un lugar. Estamos aprendiendo a competir sin ser combativos. Es una línea muy delgada, pero saludable", explicó.
También tuvo palabras para su compañero Micah Parsons, quien sigue en busca de una extensión de contrato pero no ha dejado de presentarse con el equipo. "Está haciendo un gran trabajo. No solo está aquí por compromiso, quiere practicar, convivir, estar con el grupo. Se merece que le paguen y, por lo que he visto antes, eso va a pasar. Ojalá pronto", dijo.
A punto de comenzar su décima temporada en la NFL, Prescott tiene claro lo que lo motiva en esta etapa de su carrera. "Divertirme y ganar un Super Bowl, punto. Es lo que quiero de este juego. Lo que todos en este vestidor queremos. Y no lo quiero solo para mí, lo quiero para esta organización y para los fans", declaró con firmeza.
Mientras el equipo afina detalles rumbo al inicio de temporada, Prescott se siente cómodo en el nuevo sistema ofensivo de Schottenheimer, que le permite ser creativo y aprovechar las fortalezas del grupo. Aunque reconoce que ya no es tan rápido como antes, asegura que sigue disfrutando correr el balón y tomar decisiones en movimiento. "Estoy donde quiero estar. Ahora quiero ver hasta dónde puedo llegar estando sano".